¿Te ruborizas con facilidad? ¿Tu piel se irrita con frecuencia o has notado granitos persistentes en tu rostro?
Si el sol, comidas picantes o el vino tinto parecen haberse aliado en tu contra, podrías estar experimentando los síntomas de la rosácea.
Pero no tienes que vivir con estas molestias, mi consentida. Aquí te cuento cómo mejorar tu piel y además su posible relación con la tiroides.
¿Qué es la rosácea?
La rosácea es una condición cutánea que provoca enrojecimiento y a veces, granitos de pus en el rostro.
Esta reacción puedes sentirla después de tomarte un vino tinto, con la exposición al sol, alimentos picantes, bebidas calientes y el estrés.
Pero lo importante es que, ¡hay formas de manejarla!
Más que solo una piel roja
¡No todas las caras rojas significan rosácea! Asegurate antes con un diagnóstico adecuado, porque la rosácea no solo afecta la piel, a menudo es una señal de inflamación crónica en tu cuerpo.
Tratando la raíz del problema
La inflamación crónica y la disbiosis intestinal (desequilibrio de bacterias en el intestino), frecuentes en premenopausia, están vinculadas a la rosácea.
Para tratarla eficazmente, debes enfocarte tanto en tu piel como en tu salud intestinal. Aquí tienes algunos pasos clave:
1. Recupera el equilibrio intestinal:
- Toma probióticos de calidad: Bifidobacterias por la mañana, lactobacilos al mediodía y streptococcus por la noche.
- Fibra: Asegúrate de consumir suficiente fibra a través de vegetales en cada comida.
- Ácido del estómago: Mantén un buen nivel de acidez estomacal, que es esencial para la salud intestinal con limón o suplementos.
2. Cuida tu piel
- Evita jabones en barra, ya que alcalinizan tu piel, empeorando la rosácea.
- Hidratación y antioxidantes: Utiliza productos que hidraten, restauren el pH ácido de tu piel y proporcionen antioxidantes.
- Evita el limón en la piel: Aunque el limón puede ser bueno para el estómago, en la piel causa fotosensibilidad.
Alimentación y estilo de vida
- Comidas regulares: Procura comidas balanceadas en horarios regulares para estabilizar tu microbiota.
- Evita desencadenantes: Limita el vino tinto y los alimentos picantes hasta que tu piel mejore.
- Antioxidantes: Considera suplementos como la superóxido dismutasa, vitamina C y D, y resveratrol.
- Estrés bajo control: El estrés es un gran desencadenante de la rosácea. Practica la meditación, el yoga o simplemente tómate un tiempo para ti misma cada día para evitar brotes.
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¿Y sabías que la rosácea puede estar relacionada con problemas de tiroides?
Existe una conexión entre tiroides y rosácea a través del sistema inmunológico.
Las hormonas tiroideas influyen en diversos aspectos de tu salud, incluida tu piel, y cuando no están en equilibrio afectan de varias maneras, incluida la rosácea.
Una conexión más profunda lleva a Hashimoto
Existe una posible relación entre la rosácea y la enfermedades autoinmunes como Hashimoto.
Estudios han revelado una mayor prevalencia de rosácea en personas con enfermedades tiroideas autoinmunes, como Hashimoto.
Los desequilibrios hormonales y los procesos inflamatorios asociados con Hashimoto podrían contribuir al desarrollo o empeoramiento de la rosácea, sugiriendo una interconexión entre estas dos condiciones.
Observa estos síntomas:
– Fatiga
– Aumento de peso
– Piel seca
– Caída del cabello
– Sensibilidad al frío
Si tienes rosácea diagnosticada y padeces también síntomas como los anteriores, revisa tu tiroides, consentida.
¡Y comparte este post con amigas que puedan beneficiarse!
Por favor, no olvides dejar tus comentarios y preguntas.
Importante: este contenido tiene fines educativos y no debe utilizarse como asesoramiento médico. Si tienes alguna condición de salud, consulta con tu médico.
Referencias:
Vínculo entre la rosácea y las enfermedades inflamatorias sistémicas.