¿Alguna vez has escuchado a una amiga o familiar decir «estoy ansiosa», cuando en realidad está pasando por un cúmulo brutal de situaciones estresantes?
Es común confundir estas dos condiciones. Pero, aunque comparten ciertos síntomas, existen diferencias en cuanto a su origen, cómo te afectan y de qué manera se tratan.
Si aún no logras identificar si lo que sientes es estrés o ansiedad, aquí saldrás de dudas.
¿Qué es el estrés?
Mira al estrés como una alarma que se enciende en tu cuerpo en diferentes momentos:
- Por la mañana, te ayuda a saltar de la cama y comenzar el día con determinación.
- ¿Vas a salir de vacaciones o hablar en público? Te aporta enfoque y motivación.
- Si te encuentras en una situación de peligro, por ejemplo, un perro te persigue o escuchas ruidos extraños en casa por la noche, el estrés está ahí para protegerte.
En estas situaciones, tu cuerpo responde liberando una oleada de cortisol, conocida como la «hormona del estrés», que desaparece una vez que superas la situación que la causó.
Pero si vives en un estado de estrés constante, puedes caer en un ciclo de estrés crónico, algo muy común después de los 40 años.
¿El estrés qué provoca? Ritmo cardíaco acelerado, respiración rápida, problemas estomacales, pensamientos ansiosos, mal humor, irritabilidad, sensación de agobio, náuseas, mareos y más.
¿Qué es la ansiedad?
¿Recuerdas esa nube negra que no abandonaba a los protagonistas en las caricaturas?
La ansiedad funciona similar; pues te sigue a todas partes, llenándote de pensamientos recurrentes, tensión, nerviosismo y preocupación exagerada.
Existen varios tipos de ansiedad:
- La ansiedad generalizada, que te mantiene en un estado de preocupación constante.
- El trastorno de pánico, que puede causar miedos repentinos e intensos.
- La ansiedad por separación, un temor profundo a estar lejos de personas o lugares a los que te sientes apegada.
- La ansiedad social, por miedo a ser juzgada o humillada frente a otros.
- Puede relacionarse con fobias específicas, trastornos obsesivos-compulsivos y trastorno de estrés postraumático.
¿Cómo se siente la ansiedad en el cuerpo?: ritmo cardíaco acelerado, respiración rápida, problemas estomacales, temor, sudoración, nerviosismo, tensión, inquietud, entre otros.
Debes saber que la transición a la menopausia y sus desequilibrios hormonales pueden intensificar la ansiedad y el estrés crónico.
Esto se debe a la reducción de la serotonina (hormona de la felicidad), el estrógeno, la progesterona y el GABA, un neurotransmisor que ayuda a calmar el sistema nervioso.

¿Son realmente iguales? Exploramos las diferencias entre el estrés o ansiedad
Ahora, te debes estar preguntando, ¿cómo saber si estoy ansiosa o estresada? Permíteme enseñarte cuál es la diferencia entre estrés y ansiedad:
- El estrés es como un visitante no deseado que aparece cuando tienes mucho trabajo o enfrentas un accidente de tránsito; pero una vez que el problema se resuelve, se va. La ansiedad es como un intruso que decide quedarse en tu cabeza, generando preocupación constante, incluso cuando todo está en calma.
- Imagina que tu empresa habla de recortes de personal. El estrés es esa sensación de nerviosismo que sientes al escuchar la noticia. La ansiedad es la voz en tu cabeza repitiéndote que vas a perder tu trabajo, incluso cuando no hay razones para pensar eso.
- El estrés puede ser un desafío, como cuando te preocupan los cambios físicos de la premenopausia, pero, aun así, sigues adelante. En cambio, la ansiedad puede paralizarte, haciendo a tus preocupaciones tan grandes, que te mantienen despierta por la noche y te impiden concentrarte durante el día.
- El estrés reacciona a lo que está sucediendo ahora, como cuando ves a tu pareja hablando con alguien más joven y te sientes insegura; no es agradable, pero es una respuesta a algo real. La ansiedad no necesita una causa concreta, aunque te deja una sensación de angustia constante de que tu pareja te va a dejar, aunque no haya dado señales.
- Ambos pueden causar síntomas físicos y emocionales, sin embargo, la ansiedad te lleva a sentimientos de miedo, inquietud y preocupación duraderos, por ejemplo, si el miedo a ser percibida como una “vieja” te hace evitar situaciones sociales. Mientras que el estrés, ante esa misma situación, te irrita, te frustra y te pone nerviosa por un tiempo determinado.
Estrés o ansiedad: estrategias de autoayuda para tu bienestar emocional
Si quieres saber cómo controlar el estrés y la ansiedad naturalmente, te dejo estos consejos. Son cambios de hábitos que sirven para ambas condiciones; aunque, en algunos casos, la ansiedad podría necesitar terapia sicológica o medicación.
- Practica el “estar presente”: en momentos agudos de estrés o ansiedad, este ejercicio te llevará a tierra. Identifica 5 cosas que ves, 4 que sientes, 3 que oyes, 2 que hueles y 1 que saboreas. (1)
- Alinea tu ciclo circadiano: el estrés y la ansiedad se asocia con perturbaciones del ritmo circadiano, provocando trastornos del sueño como el insomnio. Mejóralo, tomando 10 minutos de sol al despertar con poca ropa y duerme en oscuridad total para equilibrar tus ciclos de sueño y vigilia. (2)
- Cuida tu intestino: tu intestino y tu cerebro están más conectados de lo que imaginas. Y cuando están en buen estado, segregas más serotonina, para mejorar tu estado de ánimo y mantener la mente tranquila. Cuídalo con una dieta equilibrada, rica en fibra y alimentos probióticos como yogur griego y el kéfir. (3)
- Duerme bien: intenta acostarte a la misma hora todas las noches, desconecta los dispositivos electrónicos antes de dormir, evita la cafeína y haz de tu cuarto un lugar de paz. (4)
- Haz una lista para ordenar tus tareas: ponte prioridades, no todo es urgente.
- Ejercítate: tu cerebro comenzará a producir dopamina, serotonina y endorfinas, productos químicos que te hacen sentir feliz bien. ¿No encuentras tiempo para hacer ejercicio? Comienza por 5 minutos al día, cuando sientas mejoría querrás avanzar. Aquí aprenderás cómo (5)
- Busca tu oasis de paz: no necesitas ser un monje zen para meditar. Encuentra una actividad que te guste y te relaje, puede ser meditar, correr, pintar, tejer, jardinería, o incluso simplemente sentarte en silencio a respirar. (6)
- Debate con tus pensamientos: registra tus ideas negativas tan pronto surjan, luego solicita opiniones externas para obtener una perspectiva objetiva y, finalmente, cuestiona la validez de tus pensamientos. De esa manera, podrás reemplazar gradualmente los pensamientos negativos por otros más realistas y tranquilos.
Si sientes que nada funciona, te recomiendo visitar a un especialista en medicina funcional.
Este tipo de medicina se enfoca en tratar la causa raíz de los problemas de salud, incluyendo el estrés y la ansiedad, en lugar de solo tratar los síntomas.
Al abordar factores, como tu historia de vida, hábitos, genética, ambiente y otros, podrás desarrollar, junto a este profesional, estrategias específicas para manejar mejor el estrés o la ansiedad, potenciando tu salud a largo plazo y tu calidad de vida. (7)
Importante: este contenido tiene fines educativos y no debe utilizarse como asesoramiento médico. Si tienes alguna condición de salud, consulta con tu médico.
Estudios de referencia
- Estar presente en el momento: relaciones a nivel de evento entre atención plena y estrés, positividad e importancia
- Interacción entre los ritmos circadianos y el estrés
- El efecto de la microbiota intestinal en la salud mental: el eje intestino-cerebro
- Mejorar la calidad del sueño conduce a una mejor salud mental: un metanálisis de ensayos controlados aleatorios
- El ejercicio modula la interacción entre la cognición y la ansiedad en humanos
- Meditación y atención plena: lo que necesitas saber
- El enfoque de la medicina funcional para la ansiedad