Estás en medio de una reunión importante, o simplemente relajándote en casa, y de la nada una ola de calor incontrolable te invade, dejándote sudorosa e incómoda.
O quizás, en la madrugada, despiertas empapada de sudor, sin entender bien por qué.
Los sofocos en perimenopausia son incómodos y pueden interferir con tu vida diaria y descanso nocturno. Pero, ¿por qué ocurren y qué puedes hacer al respecto? Sigue leyendo.
¿Qué son los sofocos en la perimenopausia?
Los sofocos en perimenopausia son esas repentinas olas de calor intenso que pueden durar unos segundos o varios minutos. A menudo, van acompañados de sudoración y enrojecimiento de la piel, en especial, en el rostro y el cuello.
Estos episodios pueden sorprenderte durante el día o la noche.
Causas de los sofocos en perimenopausia
Los sofocos ocurren por varias razones, pero todas tienen algo en común: cambios que tu cuerpo experimenta durante la perimenopausia.
- Descenso de estrógenos: son el principal desencadenante de los sofocos en perimenopausia, ya que afectan el funcionamiento del hipotálamo; míralo como el termostato que regula la temperatura corporal.
- Estrés y ansiedad: las emociones fuertes pueden provocar un aumento de la adrenalina, una hormona que se activa bajo estrés físico o emocional, y puede desencadenar sofocos en perimenopausia.
- Hígado inflamado: un hígado inflamado no procesa bien el estrógeno, lo que desequilibra los niveles de esta hormona y ¡boom!, aparecen los sofocos. Además, la inflamación genera estrés en el cuerpo, lo que también puede desencadenarlos.
- Estimulantes y alimentos: el café, alcohol, comidas picantes o azucaradas, eleva la temperatura de tu cuerpo y desencadena sofocos.
- Sobrepeso: si tienes sobrepeso o eres sedentaria, tienes más probabilidades de experimentar sofocos más intensos y frecuentes.
- Ropa ajustada o de material sintético: usar ropa que no permita la transpiración adecuada puede hacer que te sientas más acalorada y empeora los episodios acalorados.
Algunas soluciones para los sofocos en la perimenopausia
Existen formas naturales para reducir la frecuencia e intensidad de los sofocos en perimenopausia, aquí te comparto algunas soluciones:
- Ejercicio regular: caminar, nadar o yoga regularmente, ayuda a nivelar tu temperatura corporal. Además, mejoran el estrés y el estado de ánimo, lo que también ayuda a controlar los bochornos.
- Alimentación equilibrada: come alimentos ricos en fitoestrógenos, vegetales crucíferos cocinados, soja, tofu, semillas de lino, que ayudan a equilibrar los niveles hormonales.
- Técnicas de relajación: la meditación, la respiración profunda o la práctica de mindfulness han demostrado que relajan a tu sistema nervioso, evitando esas inoportunas reacciones intensas ante el calor.
- Ambiente fresco: asegúrate de dormir en un entorno fresco y ventilado. Usa ropa ligera, mejor si es de algodón, y mantén una botella de agua fría junto a ti en todo momento, tanto en casa como fuera de ella.
- Suplementos naturales: para aliviar los síntomas de la menopausia, el cohosh negro y el trébol rojo pueden ser opciones a considerar:
- Cohosh negro: dosis estándar 20-40 mg de extracto al día, en cápsulas o tabletas.
- Trébol rojo: dosis estándar: 40-80 mg de extracto al día, o 1-2 cucharaditas de flores secas en infusión.
Ambos suplementos no se recomiendan para mujeres con historial de cáncer de mama o problemas hepáticos. Y sobre la dosis, consulta con tu médico.
Importante: Este contenido tiene fines educativos y no debe utilizarse como asesoramiento médico. Si tienes alguna condición de salud, consulta con tu médico. Y consulta también antes de comenzar cualquier nuevo suplemento para asegurar que es adecuado para ti.
Fuentes:
- Perimenopausia: síntomas comunes y soluciones naturales
- Northrup, Christiane. The Wisdom of Menopause. Bantam Books, 2001, p. 157.
- Briden, Lara. Period Repair Manual: Natural Treatment for Better Hormones and Better Periods. Greenspeak Publishing, 2015, p. 112.
- Elizabeth Lee Vliet. Screaming to Be Heard: Hormonal Connections Women Suspect and Doctors Still Ignore. M. Evans and Company, 2001, p. 224.