Mi consentida, conozco algunas historias sobre mujeres que transformaron su salud conociendo sus estrógenos, y hoy me gustaría compartir contigo una muy especial: “Elena enfrentando Hashimoto”
Elena, a sus 42 años, se sentía en la cumbre de la vida. Sin embargo, comenzó a notar cambios sutiles pero persistentes en su cuerpo. Estaba más cansada de lo habitual, a pesar de dormir lo suficiente.
A veces olvidaba pequeños detalles en el trabajo, algo que nunca le había sucedido antes. Además, su peso parecía fluctuar sin motivo aparente.
Los síntomas no desaparecían, y después de unos análisis de sangre, sus niveles de hormonas tiroideas indicaron una posible disfunción de la glándula tiroides.
El médico le explicó que esto podría ser una señal de la enfermedad de Hashimoto, una condición autoinmune que afecta la tiroides.
Elena quedó aturdida. Nunca había oído hablar de Hashimoto antes. ¿Cómo podría tener una enfermedad autoinmune tan seria?
El médico explicó que Hashimoto podía aparecer en cualquier momento de la vida, pero era más común en mujeres.
El enfoque holístico resonó con ella y acudió a un especialista funcional.
Elena aprendió que además del estrés y los cambios hormonales asociados con la premenopausia, la inflamación crónica y la salud intestinal podrían jugar un papel crucial en el manejo de Hashimoto.
Esto le llevó a comprometerse con un plan de tratamiento integral.
Pero, ¿cuál es la relación entre el estrógenos y Hashimoto?
En la premenopausia, los estrógenos, hormonas sexuales femeninas, disminuyen naturalmente pudiendo desencadenar o empeorar los síntomas de Hashimoto en algunas mujeres.
¿Y cómo se manifiesta esta relación al bajar los estrógenos?
Este descenso es capaz de:
- Estimular la producción de anticuerpos que atacan la tiroides, intensificando la enfermedad de Hashimoto.
- Aumentar los síntomas más severos de Hashimoto, como fatiga, problemas de piel, aumento de peso, depresión y falta de memoria.
- Dificultar el control de la enfermedad con la medicación habitual.
La medicina funcional te ayuda a manejar esta conexión
1. Descifrando la raíz del problema: Analizando historial médico, alimentación, estilo de vida y niveles hormonales.
2. Optimizando tu alimentación: Con un plan personalizado para la salud de la tiroides y que favorezca el equilibrio hormonal que puede incluir:
- Crucíferas: Repollo, brócoli o coliflor.
- Pescados grasos: Salmón, sardinas o anchoas, fuentes de ácidos grasos omega-3 que combaten la inflamación y apoyan la función tiroidea.
- Almendras y nueces de Brasil ricas en selenio, un mineral esencial para el metabolismo de las hormonas tiroideas.
3. Combatiendo el estrés crónico con técnicas de relajación como yoga, meditación o mindfulness.
4. Sanando tu intestino: Para la absorción de nutrientes y el correcto funcionamiento de las hormonas.Te pueden recomendar suplementos o probióticos, si es necesario.
5. Equilibrando tus hormonas: La salud funcional va más allá del estrógeno. Se explorarán otras hormonas como la progesterona y la testosterona para optimizar su equilibrio y apoyar la función tiroidea.
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¿Y qué puedes esperar de este enfoque?
- Reducir significativamente los síntomas de Hashimoto como fatiga, aumento de peso, problemas de piel, depresión y falta de concentración.
- Mejorar el control de la enfermedad
- Y recuperar tu energía.
Con el tiempo, Elena comenzó a experimentar mejoras significativas en sus síntomas. Su energía regresó gradualmente y su mente se volvió más clara.
Comenta si te ha servido este post, mi consentida. ¡Te espero!

Importante: este contenido tiene fines educativos y no debe utilizarse como asesoramiento médico. Si tienes alguna condición de salud, consulta con tu médico.
Referencias:
- Romm, A. (2021). La revolución de la tiroides y las glándulas.